Dicen que las mujeres no tenemos problemas para hablar de nuestra sexualidad de forma abierta. Pero, en realidad, hay algunos temas que “no se tocan”, y que rara vez se comentan, ni siquiera a las mejores amigas. Quizá porque se consideran especialmente privados, pero también porque siguen siendo socialmente tabú, y cuando salen en la conversación, suele ser para hacer alguna broma o comentario jocoso, y enseguida se eluden por no incomodar.
Sin embargo, precisamente por ser tabú, son temas sobre los que existen muchas ideas completamente equivocadas. Por ello dedicamos este post a romper algunos mitos y aclarar las cosas, con la ayuda de la responsable de la Unidad de Sexualidad de Dexeus Mujer.
La masturbación: Es algo completamente natural y una práctica más frecuente de lo que se cuenta. De hecho, los niños a veces lo hacen de forma instintiva. No hay que reprimirla y sí abordarla con naturalidad, para que no asocien el disfrute sexual con algo sucio o perjudicial.
De hecho, los sexólogos indican que ayuda a conocer mejor el propio cuerpo y también a disfrutar más de la sexualidad y de nuestras relaciones. Lo que no es normal es que se convierta en un hábito o que sustituya al placer sexual que proporciona la relación con otras personas.
Frecuencia en la práctica de relaciones sexuales (tanto si tienes pareja estable como si no). Contrariamente a lo que se cree, hacerlo más veces no significa que tu vida sexual o tu relación de pareja sea mejor.
Lo más importante es que resulte satisfactoria y se ajuste a las necesidades de cada persona. Como en muchas cosas, vale más calidad que cantidad, pero si tú o tu pareja no tenéis las mismas necesidades es importante hablarlo para que no afecte negativamente a la relación. También hay que romper el mito de que a ellos “siempre les apetece” y a nosotras no. A veces es justo al revés, así que cada persona y cada pareja deben encontrar el equilibrio dentro de su propia relación.
Frigidez: es un problema real que hay que consultar, pues se trata de una disfunción sexual. La sexualidad es una parte inherente del ser humano, y no es normal no tener orgasmos y no disfrutar con el sexo, tanto a nivel físico como psicológico. Se calcula que afecta a un 10% de las mujeres, así que es más frecuente de lo que parece.
Puede estar relacionado con experiencias traumáticas en la infancia, problemas hormonales o de relación. Hay dos tipos de frigidez: la total, en la que, además de no experimentar placer, no se siente deseo ni tampoco excitación sexual; y la parcial, en la que, a pesar de lograr excitarse, no se alcanza el orgasmo. La falta de lubricación también puede provocar dolor y generar rechazo. Lo mejor en estos casos es ser sincero con uno mismo y con la pareja y buscar el apoyo de un profesional experto en sexualidad.
Tamaño del pene y placer sexual: El tamaño del pene es algo que crea inseguridad a muchos hombres, pero para la mayoría de las mujeres lo que cuenta no son tanto los centímetros de más o de menos, sino la satisfacción sexual.
Rendimiento sexual: Otro mito que hay que romper. Se considera que los 20 años es la etapa de mayor rendimiento sexual de los hombres, pero en realidad también hay menos experiencia y más fantasías sexuales, y son más frecuentes las eyaculaciones precoces. A partir de los 30, en cambio, se valora más la calidad de las relaciones que la frecuencia, por lo que el mito de aguantar mucho tiempo la erección o tener múltiples orgasmos y practicar el coito de forma consecutiva muchas veces en una sola noche no equivale a una mayor satisfacción sexual.
Sin embargo, es importante el tiempo que dura la erección, ya que si es muy breve puede afectar a la satisfacción sexual y a la relación de pareja. Por ello, si hay problemas para mantener la erección, es recomendable consultar a un especialista. Además, en algunos casos, los problemas de erección pueden ser un síntoma indicativo de algún trastorno de salud que es importante detectar y tratar.
Sexualidad en la menopausia y a partir de los 60 años: Tras la menopausia, el sexo pasa a ser un tema que se sitúa en un plano secundario, al menos socialmente, y no digamos a partir de los 60 o en los 70. Pero la sexualidad no desaparece con los años.
Es cierto que el deseo sexual disminuye, y también que hay cambios fisiológicos que afectan a los órganos sexuales: en las mujeres es normal notar sequedad vaginal y cambios en el aspecto de los órganos sexuales, pero eso no significa que haya que renunciar al sexo.
Existen tratamientos para regenerar los tejidos, combatir la sequedad vaginal, y mejorar la funcionalidad de los órganos sexuales, y es recomendable hablar de la sexualidad y consultar a tu ginecólogo/a cualquier problema de este tipo.
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